martes, 6 de marzo de 2012

Viajar sin compañía

El señor Juan no había viajado nunca.

Se alejó de su pueblo sólo una vez cuando su hijo le llevó al hospital para que se hiciera un chequeo। Los otros días de su setenta y cinco años los había pasado allí. En el pueblecito montañoso, en su casa de piedra.


El señor Juan llevaba una vida tranquila.

Cuando despertaba iba a la panadería para comprar media barra de pan y si era sábado algunas rosquillas también. Al regresar a su casa atendía su jardín. El domingo por las tardes iba a la tabernita para jugar al chaquete .

En su casa el señor Juan tenía una estantería llena de libros. Había de cada tipo. Había libros gordos, libros pequeños, libros viejos y libros aún más viejos con páginas amarillentas y olor a humedad. En su mayoría había libros de aventuras pero, también, de amores incumplidos, de traición, de guerra o de filosofia.
Con estos libros el señor Juan había hecho los viajes más maravillosos que alguien podría imaginar. Había ido a los sitios más lejanos, había visto ciudades grandes con calles llenas de gente, había probado la comida más rara, había conocido a las personas más peculiares. El señor Juan se había enamorado, se había separado, había llorado y reído, había muerto y resucitado.

El señor Juan había llevado una vida de grandes pasiones.

Sin embargo, cuando se oía el sonido resuelto de un libro que se cierra - cuando se podía ver las motas de polvo escapar de las páginas descoloridas y flotar en el compacto aire del la habitación - el silencio en la casa era profundo. Se oía solamente el agua que ardía en la cacerola que el señor Juan había puesto en el fuego, para preparar su café vespertino.

Y el teléfono nunca sonaba.

Artemis 29/2/2012 (texto escrito para la tarea ''Un Viaje'')

1 comentario:

  1. Una vida a través de los libros con fondo el paisaje griego, el olor ´de un café vespertino´ me está tocando la nariz...

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