Sin embargo había bien preparado ese viaje. Durante muchos años había ido aprendiendo en la familia, en la escuela, en las universidades, en diversos puestos de trabajo, en varias relaciones y sobre todo en la calle. Creía que mi preparación y mi equipaje serian adecuados para permitirme un viaje interesante, pero al mismo tiempo confortable. Fui muchas veces a esa estación oscura y húmeda, sin relojes o paneles anunciando las llegadas y las salidas.
Martha Olympiou 01-03-2012 (Texto escrito para la tarea de clase ´Un Viaje´)
Cada vez esperaba en el andén vacío durante mucho tiempo ¨mi tren¨. A veces aparecía un tren alguno pero sin silbar o parar. Pensaba que eso ocurría porque el destino había decidido otro momento para mí. Esa convicción me prohibía dejar de venir regularmente a la estación a la espera de poder coger mí tren. Andando el tiempo perdí mi entusiasmo por esa huida, pero continuaba yendo más bien por costumbre o por curiosidad.
Un día de septiembre de 2666 llegó en efecto un tren y se paró. Todas las ventanas estaban clavadas y ningún pasajero apareció. De repente se abrió la puerta de un vagón. Me volví para echar un último vistazo al sol y sentí una lágrima en mi mejilla. Abandoné mi equipaje en el andén y subí al tren.
«Viva la muerte» aulló, como último saluda a mi juventud.
Cerré la puerta y el tren salió. Martha Olympiou 01-03-2012 (Texto escrito para la tarea de clase ´Un Viaje´)
''Viva la muerte''
ResponderEliminarMe gustó mucho esta frase.
Y como la frase esconde la palabra vivir, alguien puede preguntarse si el tren va a llevar el protagonista a la muerte o quizás a una vida nueva...