Dulce María Loynaz (La Habana, 10 de diciembre de 1902 –
La Habana, 27 de abril de 1997). Poeta y novelista cubana. Premio
Cervantes, 1992.
Tras leer los poemas de Dulce María
Loynaz en la clase de Literatura, descubriéndola al mismo tiempo como lectores
y no como estudiosos, pues poco o nada sabíamos de ella, vimos cómo sus
poemas adquirían su grandeza a través de sus versos finales, que los
transformaban y daban la vuelta a lo que uno había leído. Esa era su magia. Así
que decidimos hacer un único poema con los últimos de cada uno de ellos, no de
todos, pero de muchos, y ahí estaba Dulce, guiándonos por su poesía y su vida.
Los últimos versos, como los últimos hálitos de vida, son los que dan la
explicación a todo lo vivido anteriormente, sin remedio. Aquí están:
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UN CANTO: LOS
ÚLTIMOS VERSOS DE MIS POEMAS
La tierra se va cansando...
El corazón quiere sombra...
El corazón quiere sombra...
La que nadie se atrevería
a besar por el miedo de borrarla...
a besar por el miedo de borrarla...
Mas líbranos de todo mal.
Amen.
Amen.
Y cuando el Cristo se borró... yo estaba
viendo allí todavía la sonrisa.
viendo allí todavía la sonrisa.
¡qué sombra todavía entre mi sombra!...
Estrella descolgada
para mi cielo tan vacío...
para mi cielo tan vacío...
Se hincó el pie con la punta de una
estrella.
Hombre que me ciñes:
¡Nada hay en tus brazos!
¡Nada hay en tus brazos!
Has perdido jugando un gran amor...
Un amor indeciso se ha dormido a mi
puerta...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
De veras, no existió... La Vida es buena.
Eso pude: Eso valgo.
En los ojos abiertos bajo el vidrio
le cabía la Muerte... ¡Toda entera!...
le cabía la Muerte... ¡Toda entera!...
¿Me enseñará un camino?...
Una punta en la montaña.
La otra..., ¡clávala en el viento!
La otra..., ¡clávala en el viento!
¡Quién me volviera a la raíz remota
sin luz, sin fin, sin termino y sin vía!...
sin luz, sin fin, sin termino y sin vía!...
¡En silencio, Dios mío!...
De un punto negro a otro
-negro también...-voy caminando...
-negro también...-voy caminando...
¡Quien te amó sólo amaba cenizas!...
¡No lo sabía yo, y era mi sangre!...
¡Yo me muero del sol!
Si aun vuelvo la cabeza..., ¡Dios me
vuelva de sal!
¡No saben que tú eres la madre estremecida
de un hijo que te llama desde el Sol!...
de un hijo que te llama desde el Sol!...
¡Y apretada, apretada contra mí!
¡Amor
es resucitar!
Era primero el agua.
¡Serán un solo temblor
dentro del cántaro azul!
dentro del cántaro azul!
Las cosas que se mueren
no se deben tocar.
no se deben tocar.
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Actividad de la
clase de Literatura del Instituto Cervantes de Atenas.
Enero, 2018.
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