domingo, 1 de abril de 2012

Las cosas


Las cosas.
¡Cuántas cosas…Nos sirven como tácitos esclavos,
Ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
No sabrán nunca que nos hemos ido”.J.L.Borges.

A veces me pregunto qué razones me mueven a guardar sobre el ropero antiguo de mi madre, en mi dormitorio, mis juguetes de infancia junto con los de mis hijos: esos animalitos de felpa, suaves al tacto que ni ladran ni gruñen, sino que me miran callados, silenciosos desde arriba.Yo acostada y ellos me vigilan protegiéndome como centinelas brotados de un cuento de hadas. Cada uno tiene su historia. El león regalo de mi padre, el panda de un viaje de mi marido a los Estados Unidos, el perro de lunares negros, la oruga de color verde, otro perro rojo regalo para mi primer hijo. Osos de peluche, gatos mimosos, polluelos y conejitos, todos son mis fieles amigos que han viajado conmigo a lo largo de mi vida y conocen todos mis secretos, mis agonías, sólo a través de nuestras miradas. Mis queridas cosas, mis juguetes humildes duermen y despiertan conmigo y su presencia atemporal me trae la imagen deseada de mi padre, la de mi hermana y la mía jovencitas, la imagen de un espacio de inocencia y de felicidad infinita.

Stella 31-3-2012.

1 comentario:

  1. Cuando era pequeña me encantaba visitar las casas de mis abuelas y tías porque tenían todas estas juguetes de infancia para regalarme y que además venían con su historia. Algunas cosas se trajeron mis abuelos desde Alexandria en Egipto cuando fueron forzados de emigrar los griegos desde aquí, otros de muchas partes del mundo porque mis tías viajaban mucho. Una de ellas había vivido en América Latina y fue en su casa que por primeta vez vi fotografías de esta tierra y muñecas y artículos decorativos de los indígenas. Pues, algunas cosas deberíamos guardar, aunque yo he vuelto muy en contra el ahorro sin sentido. Te agradezco Stella por haberme recordado.

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