Ella tenía ocho años como yo y se llamaba Laura. Era
una chica de ojos azules y el cabello corto. A veces parecía un chico; la vida había sido muy dura con
ella. Cuando era todavía una niña su madre había muerto de una enfermedad muy
mala, decían. Desde entonces su vida cambió radicalmente; su padre se casó con
otra mujer y ella tenía que convivir con su madrastra y sus tres hijas. A veces
no aguantaba más y se escapaba de la casa. Así, un día llegó a nuestro pueblo. Toda
la gente había oído hablar de ella, porque era ya conocida en toda la región.
Algunos la trataban mal, otros le daban dinero o algo de comer y otros por
compasión la acogían en su casa. A mí me gustaba jugar con ella, porque conocía
juegos de los que nosotros ni siquiera habíamos oído hablar nunca y nos contaba
cosas muy interesantes ya que conocía bien el mundo. Había estado ya en cuatro
pueblos de la zona y había visto cosas maravillosas. Le gustaba vivir libre decía
y nunca hablaba de su familia, pero nosotros sabíamos la verdad. Cada vez que
su padre venía a buscarla ella se escondía y decía cosas terribles para que la
gente la protegiera. Pero nadie decía nada. Al fin y al cabo este era su padre
y su palabra era lo que contaba. Meses después ella se había escapado otra vez
de la casa y todos cotilleaban sobre eso. Así fue que por segunda vez ella
llegó a nuestro pueblo más mayor y quizás,
más madura. Estaba muy feliz de vernos y quería quedarse, si alguien la hospedaba.
Pero era una chica muy justa, ¡si señor! Estaba dispuesta a ayudar en cualquier cosa, desde las tareas
domésticas hasta la labranza del campo. Así era construida su vida en los últimos
anos. Peregrinaba de lugar en lugar para escapar de su familia. Pero un día
Laura se escapó otra vez y no volvió nunca más. era ya una mujer.....
Niko Stefa 24/05/2012
Niko Stefa 24/05/2012
¡Muy bien Nico! ¡Enhorabuena!
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